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— 13 a preside la elección, la Santa Regla, el sello del Convento y las llaves de la clausura. Desde aquel momento cesa de ser Superiora, pero se advierte que ella sola es la que cesa; la M. Vica- ria y todas las demás oficialas no cesan hasta que son nombradas las que les han de suceder: por esto, ninguna entrega las llaves de su ofici- na hasta que tocan al Capítulo para oficios. En- tre tanto la que ejerce de Superiora es la M. Vi- caría, y ella y no otra es la que debe contestar á las preguntas de los que presiden la elección y á cuanto ocurra. 328. Las cédulas para los votos se han de hacer escribiendo (en los papelitos acostumbra- dos) con toda claridad, nada más estas palabras: Elijo para Madre Abadesa á Sor Fulana de Tal, (poniendo el nombre y apellido de la que sea) (1). 329. Si alguna religiosa no pudiera escribir, el Superior que preside y los testigos, recibirán su voto de viva voz; porque dado en otra forma sería nulo. 330. Si sucede haber alguna enferma que no puede asistir á la elección, las tres Discretas más antiguss van con una arquilla cerrada á la celda de la misma, dejando la llave de la arqui- lla en poder del que preside, y la enferma entra su cédula en ella por una aberturita que para este fin habrá en la tapa. Las discretas bajan inmediatamente con la arquilla y se la entregan al Presidente, quien reunirá la cédula de la enferma á las cédulas que las demás irán depositando por la ventanilla de la reja, en un cajoncito, vaso ó urna, que de- berá haber para estos casos. 331. La elección se hace en un todo, en la forma y modo que prescriben las Sagradas Cons- tituciones. Después del Te Deum y Oraciones, (1) Es muy conveniente que, quince días antes de la elección, la M. Abadesa ponga en el lugar acostumbrado una lista con los nombres, apellidos y años que tienen, las que pueden ser electas,

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