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= li base de todos sus actos; y para que este orden sea firme y constante, es indispensable que ade- más de la Santa Regla y Constituciones, tengan las religiosas un Manual á que ajustar sus actos particulares según las costumbres, prácticas y modo de ejercitar los respectivos oficios; pues la experiencia nos hace ver que por faltar éste, muchas veces se cambian cositas que parecen nada, y, sin embargo, son portillos por donde se introduce la relajación. Hoy que por la bondad de Dios Nuestro Se- ñor, la Orden Capuchina está tan floreciente en letras y santidad, tan estimada del Soberano Pontíce y de todos los Prelados, sólo parece que falta para complemento de su belleza la unifor- midad de las Monjas, y que, siguiendo el espíri- tu y la mente de nuestra Seráfica Regla y Santas Constituciones, procuremos, como se ha di- cho, asimilarnos reconociendo, como dice el an- terior Decreto, que sólo así podremos ser ver- daderas Capuchinas. Este es, por lo tanto, el objeto importantísi- mo de este librito. En él extractaremos cuidado- samente del Manual Seráfico de los Padres Ca- puchinos, todo lo que á nosotras sea posible y conveniente practicar. Algunas pequeñeces que discrepan algo de nuestras Constituciones y que nada significa se hagan de un modo ó de otro, hemos dejado como las tenemos en práctica, procurando en cada una, para mayor seguri- dad, citar los Capítulos á que pertenecen; pero otras cosas de más importacia que, aunque es- tán en las Constituciones, son contra las leyes vigentes de la Orden y Decretos de la Sagrada Congregación, se han puesto como deben ser, no sin antes consultar detenida y escrupulosa- mente con nuestros dignísimos Prelados y con los Padres de la Orden, cuantas dudas y ansie- dades pueden ofrecerse, procurando así que to- do quede con la mayor claridad posible. Por tanto, si deseamos ser verdaderas Capu-