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im 122— CAPÍTULO X Salas comunes 309. Todos los miércoles y sábados se barre el Convento con todas sus celdas, salas y ofici- nas. Cuando alguna religiosa barre su celda fue- ra de los días señalados Ó después que ya han sido barridos los corredores, no debe dejar la basura en el dormitorio, sino retirarla inmedia- tamente. Siempre que se barre debe quitarse muy bien el polvo pasado un buen rato, y para esto se destina alguna profesa de votos simples. Las del Noviciado ó las jóvenes, deben también cuidar por turno de la provisión de agua y de la limpieza de los excusados y lavatorio común. 310. Para la colada, en la parte más oportu- na del Convento ó huerta, ha de haber un local á propósito y suficientemente cubierto que con- tenga todo lo necesario y agua suficiente, la cual si no es corriente, debe cambiarse con frecuen- cia para que no despida mal olor. El domingo por la mañana, cuando vuelven las religiosas á la celda, lo primero recogerán la ropa sucia, y colocándola en un pañuelo, la pondrán en las cestas que la ropera de lo blanco habrá puesto á la entrada del dormitorio. El día señalado pa- ra lavar, á la hora más conveniente, la Superio- ra hará tocar doce golpes en la teja, y á esta se- ñal «acudirán todas las Sorores ó las que fueren necesarias, como pareciere á la Prelada». El co- cer la colada, lavar los trapos de cocina, enfer- mería y cosas semejantes, pertenece exclusiva- mente á las hermanas legas. Se advierte que cuando muchas religiosas hacen alguno de los oficios que permiten la lectura, entonces debe siempre leerse alguna cosa edificante. 311. En los Conventos donde los baños son necesarios ó muy útiles, principalmente en los climas cálidos, habrá un aposentito muy mo-
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