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== 10 tuciones, tenemos estrecha y sagrada obligación de asimilarnos en todo lo posible á los Padres de la Orden. Y como á través de los tres siglos que cuenta de existencia nuestra sagrada Orden de Capu- chinas en España, con las mudanzas que oca- sionan la variedad de los tiempos, nuestra na- tural flaqueza, éjgnorancias propias de nuestro sexo, se han introducido tantas y tan variadas corruptelas é interpretaciones sobre la Sta. Re- gla y SS. Constituciones, de aquí que con anhe- lo, hace ya muchos años, deseábumos algo que nos faltaba para ser verdaderas Capuchinas, pero que no sabíamos dónde ó cómo hallarlo. La Divina Providencia no desoyó nuestros clamores; hizo que llegase á nuestras manos el Manual que observan los PP. Capuchinos, obra dignísima de la seráfica pluma de nuestro Emi- nentísimo Cardenal Vives y Tutó, y al ver con admiración el orden, la armonía y el espíritu seráfico que reina en todos sus actos, se nos hizo más palpable nuestra desigualdad y senti- mos la necesidad grande de un Manual que, á semejanza del suyo, nos uniforme, nos guíe, nos ordene. Porque no hay cosa que tanto contribuya para que una Comunidad florezca en todo géne- ro de virtudes y vaya siempre adelante en la observancia, en la paz, caridad fraterna y per- fecta obediencia, que son los fundamentos de la perfección religiosa; como el orden y armonía que debe reinar en el gobierno, tanto en el par- ticular de la Superiora, cuanto en el general de todas y cada una de las oficinas y oficialas, se- gún sus respectivas obligaciones. Haya orden en la distribución de horas, y ha- brá puntualidad en los actos de Comunidad; haya orden en las ocupaciones de cada oficio, y habrá tiempo para todo y todo se hará bien. Para que verdaderamente una Comunidad reli- giosa pueda llamarse tal, ha de ser el orden la

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