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- 72 - de todas mis aspiraciones; despáchalo benig– na, cumplirnéntala con misericordia y lar– gueza, y corn pleten tu piadosa decisión las bendiciones, plá.cernes y nlabanzas con que se ha tratado ele honrar vuestra herm.osura y grandeza en este religioso Noveuurio. Qué– dáos adiós, serenisima Princesa, presidiendo majestuosa la pacieutisima comarca, que puestos en Ti los ojos, aguanta alegre .v con– fiada olvid<>s y desconsuelos de esta misera– ble vida, y y~ espero de tu bondad y mater– nal carino, cvmo frutos sabroslsimos de tu devoción, adem,\s do la gracia urgente que cou este Novenario te suplico, los no menos necesarios fa\·ores de: un horror grande a.L -vicio, amor cristiano A mis enemigos, resis– tencia firme t'L todo apetito desordenado, abo– minación de todas las mentiras y p(¡mpas carnales y despego verdadero del mundo. Con todo lo cual ¡oh madre querida! preten– demos que una placentera gratitud nos obli– gue:\ visitarte á menudo, ó al menos n diri– girte miradas tiernas y á enviarte suspiros do hijo reconocido, i\ esa tu sefiorial y severa residencia, donde lu ,·eueranda Imagen de la Langosta nos brinda santas alegrias y ravo– res, que haciéndonos gustosa y atractiva la poética. soledad que en tan escondido valle has elegido para segura y constante rompa iiia, afiancen y agranden nuesLr·a afortunada devoción; devoción ¡oh excelsa Virgen María! con la que desde este profundo, tristísimo y lejano valle de la tierra, podamos aseender