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- 69 - DIA NONO Y ÚLTIMO Frutos de la verdadera devoc:16n á f'\arla El amor sincero engendra anhelos de com– placer á Ja persona amada: tu verdadero de– voto, pues, ¡oh purísima María! sentir debe esos ardientes deseos de complacerte; pero ¿qué mejor gusto y complacencia podrá dar un hijo á su amantisima madre, que el do imitar y adquirir sus mismas perfecciones y gracias:' Estoa, sí, deben ser ¡ Reina celestial! los trucos de una verdadera devoción á tu divina maternidad; Jl"gar á practicar rus virtudes, y adornarse de tus espirituales be– llezas a fuerza de meditarlas con el recuerdo de tu sauta vida y el detenido estudio de tu purísimo corazón; porque así como la fe sin obras es muerta, asi es amor de burlas y de– voción estéril la que se contenta cou ternezas y suspiros. Cantos, luces, florea, poesía, elo– cuencia, consuelos, emociones... cosa buena son, pero es la hoja no más del árbol vigoro– so de la fe; rrutos se quieren de un árbol, y si no loa puede dar, inútil y hasta desprecia– ble se considera toda su pompa de verde ho– jarasca y lozana flor. Así vemos que les pasa á muchos que aparecen ser tus devotos ¡pro– videntisima Senara! que se han formado para su u1i10 una piedad y una devoción sólo de hoja¡¡ y flores, sin fruto alguno de virtud ad-

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