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- 67 - DJA OCTAVO >< - f\arla, Refugio de pecadores arrepentidos Cualquiera se pasma ¡oh potentfsima Se– nora del mundo! al ponderar tu intcHención y valor grande en las causas importantlsimas que se ventilan en el Tribunal del Todopo– deroso; pero cualquiera se llena. ta.mbién de un intimo consuelo al ~omprender tus miReri– cordias y afectos de Madn, enamorada. El vinculo que te une al divino .Jesús es indiso– luble, porque te es deudor do una vida que vale el rescate del mundo, y lo liga á 'l'l el mismo lazo de relación filial, que lo estrPcba Asu Padre celestial. 'l'e acercas pues al Hijo de Dios, fuente de todo poder, como el niyo A la luz, como la planta á la flor y como el corazón de madre al corazón de hijo. Mas como el a.mor de ese tu Hijo divino se extien– de á todos los hombres, sin excluir aún á los mayores enemigos, tu amor ele Mad1·e divina abarca necesariamente Atodos los des<'endicn– tes de AdAn, sin que haya uno que deje de sen– ti1· en sl los efectos de ese amor, con tal que te acuda confiado, y ante alguna de las vene– randas imi1genes que atraen y promueven el fervor, te llame atiigido y respetuoso con al– guna de las tiernas invocaciones que la de– vota gratitud del hombre te de,dica en la tie– rra, como la grata y carinosa de Virgen y