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DIA QUINTO -Y. - Desprendimiento de !'\arfa ¡Oh caslísima y privilegiada :rifarla! En un momento fuiste sublimada :\ la dignidad de l\Iadre de Dios, y \'iéndote precisada á hablar de tu persona, no te das otra calificación que la de esclava del Señor. Después do esta ole• vación te sobrevienen, uno tras otro, momen– tos de honra y do alabanza inconcebibles, y en ninguno de ellos se abre tu labio, sino para dar gloria al Sefior, y repetir siempre que eres una intima esclava. 'l'an desprendido de si mismo se muestra. tu corazón en estos lances de gloria, como en aquellos en que el dolor y la amargura lo inv:iden por doquiera; por eso cuando pocos dlas después del Nacimiento del 8ah actor, poderosos enemigos maquinan su muerte, y al lt\'iso do un Angel rtol cielo te -.;-es obligada á buir á Egipto, po.ís extranjero, idólatra )' enemigo de tu nación, te contem– plamoR empronuer sin vacilar y satisrecha este penoso viaje y abandonar sufrida y con– fiada en hi providencia tu país natal. Apren· de ¡oh alma mía!, aprende con esta lección que te da la Madre divina, á no apegarte de– masiado al polvo del placer y comodidad mundana, ni al humo de las glorias y triun– fos de esta vida breve, porque, ¿cómo que– rrás, de otro modo, volar libre por los espa-