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- 57 - me la gracia, de que aprenda la hermosa Yirtud de la humildad, que Vos tan curopli– dament.e practicasteis en la tierra y que en los pueblos grandes y pequen.os tan magis– tralmente estáis continuamente enseñando á la engreída humanidad; para. que conociendo que cuanto tengo me viene de Dios, no me glorie jamás en otra cosa que haber sido criado para amarlo y en haber sido redimido con la sangre de tu Santfsimo hijo y habérse– me abierto por sus méritos las puertas del cielo, parn que vaya algún día á verlo y go– zarlo para siempre. Gloríe1ac, pues, sólo en mi Dios, regocíjeme sólo en mi Salvador y en Tí ¡oh encumbrada Maria!, que serás mi Ma– dre amada, ahora y por todos los siglos, dig– nándote oir en estos precisos momentos, de mis pecadores labios, este saludo celestial: Tres A1·e Marías con Gloria Patri, como en el día anterior, y se termina con la misma oración final. DIA TERCERO - :,:- Poderosa intercesión de /'\arla ¡María, Madre de Dios, que reínas en los cielos en trono de luz superior al de todos los Santos, y sólo inferior al de la Trinidad Bea– tísima y al de la Ilumanidad Santa de tu di-