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- 52- este tu Santuario insigne, á él venimos con nuestra persona (6 nuestra mente) á bus– car todo esto en Vos y á aprenderlo de Vos, para hacernos dignos de vuest1·0 suaví– simo amparo. Os ofrecemos todos los actos ·píos y obras saludables de estos nueve días, á vuestra mayor honra y gloria, á fin de me- jor obligaros ¡oh i\Iadre mla! á conseguir lo que os pedimos y á ver cumplido lo que an– helamos, sí es de vuestro agrado, de utilidad para nuestras almas y así también place á la Divina Majestad. toHSIDERA[IÓH PnRA ESTE PRIMER DÍA Importancia de /'\arla ¡Oh inoccntísima Virgen de :Nazaret! Tu grande dignidad, por la cual superas en su– blimidad y mérito á cuanto hay fuera de Dios, está en haber engendrado un Hijo, que siendo el Unigénito del Padre y de su misma sustancia, es también tu propio y único Hijo. No bay un entendimiento criado cuya vista llegue á penetrar tan estupendo prodigio, ni por consiguiente quien pueda medir las pro– porciones de tu grandeza, ni la intensidad de tu poder. Tal consideración ¡oh Reina excel– sa! produce en nosotros corrientes de extático asombro, que disponen nuestra alma para sentir una veneración profunda y consagrar• te una devoción completa. Conmovidos por