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-S- en que la escarcha funesta de la indiferencia religiosa, hiela toda afición á las prácticas necesarias del culto, estaciona el avance de amor á la que es Soberana Madre de Dios y cariilosa Madre nuestra y hasta pone en t:(raVe riesgo esas instituciones, que entre nosotros tanto la honran, y esos monumentos que en las ciuda– des y pueblos tanto la gl0rifican 1 y que la dichosa fe y afortunada piedad de nuestros antepasados nos han ~ egado, hoy, sí, es cuando el fiel amante de la Virgen Maria debe poner á contribución generosa todo su es– fuerzo y valer en conservación y defensa de su impor– tante devoción. Por eso merece plácemes sinceros el -cristiano que en tales circunstancias de contagio y riesgo para su fe, no se duerme en la placidez de un individ11alis1110 piadoso, sino que se exterioriza y se mueve, despliega las energías de su celo, se lanza resuelto y laboro discreto por el triunfo de su acerta– da convicción religiosa y por salvar de la malhadada tumba de la supresión y el olvide, las tradicionales prácticas y costumbres devotas, que son su gran ali– ciente y fecunda propaganda. Recoja esos plácemes el sincero y fervoroso cristiano Sr. Sánchez, que en cir– eun stancias de tan buena oportunidad se esfuerza y trabaja, porque no sucumba en ese peligro común de m1est ros tiempos la antiquísima devoción á la Virgen de la Langosta, escribiendo al efecto esta bien razona– da monografía acerca de su venerando y famoso San– tuario; y la Celestial Reina y Soberana Sei\ora retorne á mi buen amigo y piadoso autor por esta labor en pro de su mayor gloria, la gran satisfacción de contem– ,plar, que con sus bien recogidos informe.; y sentidas -excitaciones, calienta á los tibios, anima á los apoca– dos, ahuyenta recelos, despierta dormidas ¡¡enerosida-