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ee blo, Villatuerta, por la experiencia que tiene en casos andlo- gos, se confirmé en ésta ocasién en la creencia de que desde las alturas vela y se interesa por el pueblo que le ama y le bendice. 6.° Mas casos de estos sucedidos en circunstancias comprometidas para la Villa pudiéramos aducir en compro- bacion de la poderosa intercesién del glorioso S. Veremundo; pero no consignaremos mds que otro, por haber acaecido en nuestros tiempos y ser, por consiguiente, testigos de lo que diremos. Aun se lamentan, sobre todo en la parte de la Ribera de la provincia, los efectos de la pertinaz sequia que hizo infruc- tuosos los trabajos de los labradores el afio pasado de 1929. Se agostaron sus campos, se perdieron sus simientes, porque el cielo neg6 sus deseadas Iluvias. En Villatuerta empez6é a temerse lo mismo, pues avanzaba el tiempo y las nubes con- tinuaban sin abrirse para arrojar las salvadoras aguas. Ante este peligro se recurrié aS. Veremundo, y el Ayuntamiento, en conformidad con el que esto escribe, de- terminé, para atraer sus bondades, celebrar un novenario de Misas cantadas en el altar y ante la reliquia del Ilustre Abad, con otros ejercicios de stiplica durante las tardes de dicho novenario. Se canté con solemnidad la Misa el primer dia; pero al reunirse el pueblo, que acudia en masa, al ejercicio vespertino, la lluvia regaba ya los agostados campos, y sigui6 lloviendo durante todo el novenario, de tal manera que aque- llos se rehicieron, y prestaron a su tiempo una cosecha cual no la han conocido en muchos ajfios los mas ancianos de la poblacién. Piensen como quieran los descreidos de estos re- latos; pero los hechos son asi. Querer negar la intervencién del elemento sobrenatural en los acontecimientos de los indi- viduos y de los pueblos, es no conocer la eficacia de la oracién

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