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- — @— despacho, el tres de Septiembre de mil novecientos veinte y seis tuvo lugar la segunda translacién que hemos presenciado. Se realiz6 en idéntica forma que las anteriores. Cantada la misa a las tres de la majiana, y previa una alocucién de despedida pronunciada por el Sr. Parroco, las autoridades y comisiones de Arellano ordenaron el levanta- miento de la Urna sagrada que fué Ilevada en hombros de cuatro jévenes de la citada villa. Al momento se puso en mo- vimiento aquella ingente muchedumbre que Ilenaba el templo parroquial, y dié principio la procesién camino de la villa que con ansia aguardaba al Santo. Con un majestuoso silencio, interrumpido tan sélo por el rezo del Santo Rosario, recorri- mos el camino que nos separa de Noveleta en cuya Iglesia se rez6 una misa ante los restos benditos. Al salir de ella el Arca Santa, un beso de amor estampado en la misma por los hijos de Villatuerta, fué el iltimo adids con el que nos despedimos de nuestro celestial Protector. No historiamos los cultos que con tan fausto aconteci- miento tuvieron lugar en la villa de Arellano; pero aquello fué algo extraordinario en lo que no pudimos menos de ad- mirar el orden que, gracias a su digno Parroco, presidié en dicha solemnidad. 6.° ¢Volveremos a recibir al ilustre S. Veremundo? jQuién puede escudrifiar los secretos del porvenir! Para los que de entonces acd han sucumbido aquella fué la tiltima des- pedida, para los que sobrevivimos no podemos asegurarlo. Pero los pueblos no mueren como mueren los individuos y Villatuerta queda esperando el dia en que volverd a ver en- trarjdentro de sus muros al que por espacio de tantos siglos viene consagrando los efluvios de amor de su alma, el glorio- so S. Veremundo.

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