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A bendita de Ayegui a Villatuerta. Las funciones que con este motivo se hicieron fueron a todas luces solemnisimas. Estella, los pueblos colindantes, Arellano y Villatuerta, las autorida- des de ellos, todos concurrieron con un entusiasmo indescrip- tible a tomar parte en actos tan religiosos. No parecia sino que en la mente y deseo de todos estaba servirse de esta ocasion para protestar contra la obra de los revolucionarios e indemnizar al glorioso navarro dei abandono y despojo de que habia sido objeto. Terminacién de tan esplendentes cul- tos fué la instalacién del Santo en su amado albergue el pue- blo de Villatuerta. 3.° Poco tiempo permanecié en él, pues el afio 1841 se estableci6 la alternativa de los quinquenios, es decir, cinco afios de estancia en cada una de ambas villas. Desde enton- ces las translaciones se verifican en amistosa concordia esti- muldndose ambas villas a la glorificacién del esclarecido San- to. No hablaremos mds que de la que se efectué al afio 1921 en que la Providencia quisu tomdramos parte por habernos posesionado de esta parroquia de Villatuerta en 6 de Marzo del referido afio. Siete meses después, 0 sea, el 3 de Septiembre, fueron trasladados los sagrados restos de Arellano a esta Parroquia en que escribimos. Esta coincidencia nos hizo concebir la halagiiefia esperanza de que el Santo, a quien de corazon nos encomendamos, protegeria desde lo alto nuestra actuaci6n al frente de esta feligresia. Nueve aiios han transcurrido desde entonces y nuestra esperanza no ha sido defraudada. Bajo su égida protectora continuamos. No detallamos las circunstuncias de esta translacién, porque de todos son bien sabidas. Pero si diremos que al lle- gar fa sagrada urna a fa pobfacidn con toda la comitiva de Arellano y Villatuerta, las autoridades de ambas, aquella ex- plosién espontanea de vivas y aclamaciones al celestial hues-
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