BCCPAM000R56-4-35000000000000
ae radores, dos pueblos, Arellano y Villatuerta, abrieron sus brazos para recibir en ellos aquel depdsito sagrado en quien tenian puesto el corazdn y el pensamiento, como los abre la madre para abrazar al hijo por largos afios ausente de su seno. Estas son las causas que han motivado las translacio- nes. Unas el odio, otras el amor. 2.° Sin hacer mencién de las que tuvieron lugar en las dos primeras exclaustraciones de los Benedictinos de Irache, vamos a decir algo de la tiltima que fué en el 1839. Los revo- lucionarios habian llevado a cabo su obra en dicho Monaste- rio. Sus pacificos moradores lo habian abandonado, llena el alma de honda pena, forzados por las exigencias de los ene- migos del orden y de la Patria; sus claustros, en majestuoso silencio, protestaban de aquel despojo vandalico; y la bendita urna de su Abad Santo se veia por tercera vez sola y expues- ta a los desmanes de los revolucionarios. Para ponerla a salvo fué conducida a Ayegui, pueblo cer- cano al solitario Monasterio. Sacada de su propia casa, sepa- rada de la tutela de sus legitimos duefios, Arellano y Villa- tuerta eran los Ilamados a la posesién de tan inapreciable te- soro. Al efecto se juntaron las autoridades de ambas villas, eclesidstica y civil, y en la ciudad de Estella convinieron, en admirable. concordia hacerse cargo de los sagrados restos, asignando a la tiltima de aquellos, es decir, a Villatuerta por primera morada del Santo después de la exclaustracién. El Iitmo. S. D. Severo Adriani, Obispo de Pamplona sufria a la saz6n las tristes consecuencias de la expatriacién de su ama- da Diécesis a que le obligaron los revolucionarios. Por este motivo acudieron al Sr. Canénigo y Provisor de Pamplona por la debida autorizacién para realizar el traslado convenido entre Arellano y Villatuerta. Con gran satisfaccién fué otor- gada la licencia, y se procedié desde luego a sacar la Urna
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz