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i ta que, en atencién al mal estado en que se encontraba el re- tablo del altar mayor, se construyera otro nuevo de la misma forma que el retablo que tenia la Iglesia de S. Francisco de Estella. El retablo se construyé, y es el que actualmente existe, y del que hablaremos en su propio lugar. Ahora que- remos hacer notar la devocién del pueblo a su venerado San Veremundo. Porque sabedor el vecindario del proyecto de construir el nuevo retablo, como si fuera un sdlo hombre, se present6 a su Parroco, pidiéndole que en él se colocara la imagen del Santo. Hizose presente a los artifices los deseos- de la Villa, y con mano maestra tallaron el cuadro que repre senta al santo, vestido con los ornamentos litirgicos, en el momento de elevar la Hostia Sagrada en el Santo Sacrificio de la Misa, aludiendo al milagro realizado por el esclarecido Taumaturgo ante las muchedumbres hambrientas, y le colo- caron a la derecha del nuevo retablo. 5.° Era légico que no pudiendo tener siempre consigo los restos del santo, hubiera en la villa alguna reliquia que recibiera los afectuosos obsequios de sus hijos. Esta reliquia la posee y tan importante, que dudamos haya otra igual entre las muchas que se hallan distribuidas en la Provincia. Consis- te en una mandibula del ilustre Abad, que el amor de su pue- blo conserva como la mas preciosa joya. Para custodiarla, la Villa mand6 construir un relicario que es una obra artistica. Es una caja de plata repujada, de extraordinaria belleza, rec- tangular, de 25 centimetros de ancha por 18 de alta, coronada por una imagencita del Santo, también de plata maciza, y des- cansa sobre cuatro columnitas que tienen por basamento un plano, todo del mismo metal que el anterior (1). Las fiestas que se hicieron al adquirir dicha reliquia fue- (1), Fué construida el afio 1640 por Agustin Herrera. Cost6 72 ducados. Posteriormente un ere de Estella labr6é un candado de plata para la misma por 25 peseta:

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