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ath «Desde el principio de la guerra estuvo la guarnicién en Estella que dista poco mas de un cuarto de hora de Villatuerta. Por los voluntarios, adictos 4 D. Carlos, se habia puesto pe- na de muerte 4 todo aquel que de aqui fuera 4 la referida ciudad con provisiones 6 alimentos. De esto resultaba que ésta Villa sufria exacciones en grande porque, como inmedia- ta, acudian de la guarnicién, cuando solo estaba la partida de voluntarios que prohibia la entrada en Estella de personas y comestibles, Ilevando cuantos ganados de cerda, vacunos y cabrio encontraban, y atin en una ocasién se llevaron to- da la vaqueria y lanar que habia y que se consumi6 en dicha ciudad por la grande escasez de carnes que se dejaba sentir en los hospitales y guarniciones. Y estos atropellos se repi- tieron muchas veces, porque, como poblacién mas numerosa, era la mds frecuentada de la guarnicién, sobre todo cuando la partida de voluntarios no hacian obstruccién por hallarse fuera. «No era solo lo expuesto el conflicto de esta poblacién. Porque Ilegando las columnas 4 Estella pedian 4 la Villa ra- ciones y bagajes, y como las partidas de voluntarios, que estaban siempre en observacién, prohibian suministrarlas bajo pena de la vida, resultaba que mandando de Estella fuerzas superiores causaban atrocidades y estragos en la Poblacion é imponian y exigian multas considerables que los vecinos, ni su Ayuntamiento, se encontraban en condiciones de-efectuar, originandose de estos los desmanes que su Sejfioria Iltma. puede suponer. «Sucedié también en una ocasivn que, al pasar una co- lumna por la carretera, cercana a la poblacién, en direccién a Estella, tres 0 cuatro soldados que quedaron un poco re- zagados, fueron hechos prisioneros por las partidas de volun- tarios, y al saberlo en Estella el jefe de la guarnicién impuso
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