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a Misa se Ilevaron, teniendo después que buscarlas en los pue- blos limitrofes. Todo lo cual pudo recobrar después la Iglesia, pero a cuenta de dinero que pagé a Martin Beunza, vecino de Estella, quien lo rescat6 en los pueblos de Artajona, Mendi- gorria y Larragaa donde fue llevado por los usurpadores.» (1) Nada tenemos que agregar de nuestra cosecha a este luctuoso relato del entristecido Parroco. Son hechos vanda- licos que de suyo excitan la indignacién de todo hombre bien nacido. 3.° Volcado en Alcolea el trono de Isabel II por la revo- lucién de 1868, un gobierno provisional de corto periodo de existencia se encargé de los destinos dela Nacién; 4 este sucedié el reinado de D. Amadeo de Saboya, principe de la casa reinante en Italia que atin fué mds breve su duracién en el trono de Espafia. Durante los tres afios que duré esta si- tuacion, la familia real destronada, reclamaba sus derechos al trono, personificandolos en el principe Alfonso 4 quien los cediera, abdicando solemnemente en la expatriacién, su madre Dija. Isabel II. Representaba el principe Alfonso el régimen constitucional; pero los partidarios de su contrario el absclu- tismo, se levantaron en armas, y este dié lugar a la segunda guerra civil que se conoce con el nombre de guerra carlista. (2) La lucha ertre ambos, el régimen constitucional y el-ab- soluto, se encendié con ardor sobre todo en las provincias del norte de Espafia que defendian el derecho de Carlos VII. Y mientras su contrincante Alfonso XII era proclamado rey de (1) Libro de Fabrica, pag. 2 y 3. (2) Llamasé asi porque la han venido representando tres principes que llevan el nombre de Carlos y son: Carlos V, hermano de Fernando VII; su hijo Carlos VI, conde de Montemolin y Carlos VII, sobrino del anterior, y en cuyo nombre se ha sostenido ésta segunda guerra Carlista desde 1869 a 1876.

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