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por Pepito Reyes 59 2° prometen ademas, que €) domingo se confesaran de to- dos sus pecados con el coadjutor don Mauricio. 32%, Fernandoy Rufino se declaran los mas culpables. Elios fueron fos que abrieron la puerta al gato, se comieron el gallo y rompieron adrede el tarro de la China, echandole la culpa de todo a la Josefa, nada mas que por hacerle rabiar. 42, a la Josefa le piden humildemente perdén y confiesan que aunque ella les pegé mucho, ellos merecen mas, muchisimo mas. 52, para probar su arrepentimiento, Fernando y Rufino en- tregan a su tio todo el dinero que conservan ahorrado en la hucha, a fin de que él lo dé a los pobres o haga de ese dinero lo que quiera. Escrita la carta, la firmaron todos, uno tras otro, sin faltar. Elvira y Ramén, que, aunque mal, sabian ya escribir. Acto continuo corrié Fernando a su alcoba, volviendo luego con la aleancia en la mano. Probé primero a sacar de ella las monedas por la cisura, pero al no poder hacerlo facilmente, ia levanté en alto y le dijo a Rufino, con cierta ira: --gLa descacharro?, a lo cual respondié Rufino, enfurecido, pero con ese santo furor que Dios bendice: —;{Descacharrala! Soné un golpe hueco y profundo en el entarimado y la al- cancia rota en seis o siete pedazos, desoubriéd todo lo que encerraba dentro: 138 pesetas, en monedas de plata. Sin perder un segundo de tiempo cogié Fernando las monedas y la carta, y marché apresuradamente a casa de su tio. vi Aun podian verse reflejadus en el rostro de don Julian, cuando volvia del templo de celebrar Misa, al dia siguiente de los sucesos referidos, el disgusto y las emociones de la pasada tormenta. Le afectaba hondamente todo lo que sé relacionara con la formacién moral de sus sobrinOs, y casi habia hecho el propésito de no volver a aqueila casa, al comprobar lo infruo- tuoso de sus advertencias y consejos. Pero la desaparicién de su disgustc iba a ser obra de po- cos minutos. Tomé @n sus manos la carta y el dinero que su ama de ilaves le entregé de parte de Fernando, y apenas empezé a leeria, comenzé a verificarse también en su rostro rapida trans- formacién,