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por Pepito Reyes 57 —j{Ni faisan, ni gallo, ni gallina! zEntiendes? Lo mismo es simular que se consiente que consentir; lo mismo es qué ellos. crean que se han salido con la suya, que salirse con ella. —Pues zqué haré, tio, en estos casos? Aconséjeme usted; enséfieme usted. —Cien veces te lo he aconsejado y ensefiado, respondid don Julian, levantando cada vez mas la voz, gquieres que te lo en- sefie practicamente? Pues te lo ensefiaré ahora mismo. Te diré ahora lo que falta todavia en esta casa y debe verse en ella cuanto antes. Y colgando rapidamente su manteo de la percha, la em- prende sin mas ni mas, con sus sobrinos gritandoles frenéti- camente: —jHala, viciosos, ineducados, rebeldes! ;A la cama, a comer faisanes! Y recriminando a las nifias, aunque sin tocarlas, y distribu- yendo sopapos a los nifios, sin compasién alguna, y llevandolos a todos por delante como a un rebafio, les hizo entrar mas que de prisa en sus alcobas. , —“VY no te doy un cachete a ti, le dijo a su sobrina vol- viendo al salén, porque ya eres mayor, y porque no quiero que s€ me vaya del alma el sentimiento de conuelo que me ha de- jado el asistir como he asistido hace quince minutos a la muerte del cristiano mas fervoroso de esta parroquia. Adios”. ¥ requiriendo su manteo, se marché, sin hablar una pala- bra mas, dejando a dofia Blanca en la mayor confusiénh que habia sentido en toda su vida. Y como alli no habia nada que hacer, tanto ella como ta sirvienta, que todavia se encontraba en la sala, se retiraron a sus respectivas habitacionés, y volvié a reinar en la casa el silen- clo mas absoluto. Todas estas escenas de “noche toledana” transcurrieron en menos de média hora. Vv Ya supondra el lector sin que yo se lo diga, que nadie dur- mié en aquella casa en lo restante de la noche. Y cuando a la mafiana siguiente aparecieron en el salén los hijos de dofia Blanca con los ojos hinchados de no dormir y de llorar, su madre, en tono severisimo, les dijo estas pala- bras: ~—Os tengo que comunicar de parte, de vuestro. tic que, or castigo de vuestra reprensible conducta, en este afio no ten=
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