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52 Colorin Colorado Ree vertical de vara y media y se lanzé luego a la carrera por et pasilio, penetré en la sala y se metiéd en una habitacién, que comunicaba con ella. La Josefa entoncés atrancé la puerta, did vuelta a la Have, y dijo a toda Ia familia, no sin cierta vanidad por el éxito con- seguido: —j Que coma ahora faisaén el gato! Con esta maniobra, se tranqullizaron todos, y, como era tarde ya, se retiraron a deéscansar, afilando la dentadura para el dia siguiente. Aquella noche fué para los sobrinos de don Julian como la del dia cinco de enero. Durante largo rato no pudieron conciliar el suefio, pensando en aquella cosa misteriosa encerrada en la sala y puesta entre dos tlestos de flores, y que, por ser alimento de reyes, debia de tener algun gusto especial. A Fernando, sObre todo, la boca se le hacia agua y los dien- tes se le movian solos, comOgsi estuviera ya haciendo la “mo- lienda” con ellos. La figura del faisan (que 61 se la pintaba a su modo) la tenia en el cerebro como uma idea fija, aunque a veces le pa- reoia a él que se le cambiaba de sitio, bajandosele de lo cabe- za al corazén y de alli al estémago. Mucho tiempo estuvo saboreéndola mentalmente, y con- tando las horas que faltaban para que aquella Imagen tan bo- nita se convirtiera en un objeto real, donde 61 pudiera clavar el tenedor. —zY por qué no clavario ahora mismo?, se dijo de repente. Si sefior, zy por qué no clavarlo ahora? Esta subita ocurrencia lo Incorporé bruscamente en la cama, como e€mpujado por un resorte. | En esa postura estuvo mas de veinte minutos meditando } sobre las ventajas, dificultades © inconvenientes de la aventura - que se le habia ocurrido; y por fin Ilegé a esta conclusién: que el esperar a comer faisan hasta la una de la tarde del dia si- guiente era mucho esperar; y que era posible, y ademas le con- venia mucho, adelantarse y tomar un “piscolabis”. Sin dar tiempo a que sé le enfriara el entusiasmo, se levantdé del lecho, haciendo el menor ruido posible para que no se des- pertara Rufino, que dormia en otra cama a un metro de la suya,

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