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Un frances perao No fallaba. En cuan- to el tio Antén rezaba el Rosario delante de la Imagen de ta Santi- sima Virgen del Pilar (y lo rezaba todos los dias), salia del templo en un banco, y alli permanecia largo rato contemplando, admira- do y silencioso, la (m- ponente y consagrada mole. No se _ hartaba de eso nunca. En cierta ocasién, se le acereé un individuo decentemente trajeado (francés, por mas se- fias) y le pregunto, después de saludarie en correcto castellano: —gUsted sera espafiol, sin duda? ~—Y zaragozano, contesté el baturro. --Enhorabuena. Gracias. —Hermoso es el templo que tenemos a la vista, y es indu- dablemente el honor de Zaragoza. - de “9 ~zHermoso, dice usted? Pues mire usted, los que entienden estas cosas dicen que no @s precisamente “hermoso”, sino randioso”’. ~Va, -zY la Virgencita que esta dentro de él, la ha visto usted? --La he visto y he orado fervorosamente delante de Ella. ~Eso esté muy rebién. : a la plaza, se sentaba .