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; Tremendo! Hagan Vdes. 6! favor de déscubrirse delante de esa pala- bra, como se descubren delante de todo lo que reina por su poder, por su ciencia, por su belléza o por su popularidad. La palabra que tienen Vdes. a la vista 6s la mas popular de todas. ' —Ella no es hermosa. Tliene toda ia fealdad de un bandido de rostro feroz, y toda la seriedad de un sefior de horca y cu- chillo. Las ocho letras que la componen parecen una serie de en- capuchados que van conduciendo un cadaver, y el sonido que sé produce al pronunciarla, es el grito del buho en noche ce- rrada. Si los clasicos me lo permitieran, diria, con los mvisicos modernistas, que es un “sonido negro”. Y sin embargo, ella reina y hace el gasto en la conver- sacién, lo mismo en los campos, que en las fabricas, que en los paseos, que en los ciroulos literarios. Sin ella no saben hablar ni los sabios. La palabra “tremendo” suena a cada instante. “Es usted tremendo. Tiene un genio tremendo. Fué una tempestad tre- menda. Se va a coger una cosecha tremenda. Es un drama tremendo. Es un bicho tremendo”. Y zqué significa “trémendo”? Gramaticalmente significa todo io que tiene cualidades aptas para ser temido. Pero en ese sentido solamente podria aplicarse con propiedad a lo que infunde temor o pavor, por ejemplo a un catafalco, a un ti- rano, a una tormenta, a un examinador. Pues, no sefior; el pueblo ha sacado esa palabra de la ca- silla que ocupaba en el diccionario, y ia agen a todo fo que se le pone delante, sin fijarse si lo que se fe pone delantes cosa temible o amable, si mata de miedo o mata de nisa. 1Qué valiente es nuestro capitan! Jamds tiembla delante del enemigo! La musica mas agradable es para 6I el silbido de las balas. ;Es tremendo! En cambio ef teniente no vale un cigarro. Por todo se apura, y de todo se espanta. Un ratén le hace correr. ;Es tremendo! ?

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