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por Pepito Reyes 281 —zgPues no lo ves? —No me fijaba, ;qué espectaculo! —jEstan del queso esos imbéoiles! —A la vista esta que si. —Mire usted que caminar dos individuos a pie y echando los bofes, Ilevando delante un burro de vacio...! —zPara que querran el burro esds tios? —Si lo llevarén a la esouela...! —zA la escuela? Yo creo que el burro sabe mas que ellos. ~—{Tontos los dos! — De remate! Cuando por fin los caminantes consiguieron salir del pue- blo, nerviosos y acribillados por las burlas oruelés de aquellos vecinos, le dijo Saturnino a su abuelo: —Abuelo, gqué hacemos al entrar en el pueblo préximo? Porque nada de lo que hacemos les parece bien, y de todo mur- muran las gentes. : Si va usted montado y yo a pie, dicen: “;Pobre chico!” Si usted va a pie y yo montado: “;Pobre abuelo!” Si vamos mon- tados los dos: “;Pobre burro!”, y si vamos los dos e pie, dejando e! burro tibre: “;qué par de tontos!” Pues, z0odémo entraremos en esa aldéa que se ve ahi cerca? Porque ya no nos queda otra combinacién... ;oomo no cojamos e! burro al hom- bro! A todo lo cual contesté el anciano, frenético y echando chispas: —gSabes lo que te digo, Saturnino? —~ Qué? —Que me paso por los bigotes al cochino mundo, y a todas sus opiniones y diohos, injustos, variables y ohapuceros, y que de ahora en adelante iremos td y yo por 6! camino como nos dé la real gana. ¥ se acabd. Y asi lo hioleron.