BCCPAM000R48-1-33000000000000

por Pepito Reyes 243 tasma se adeélantaba hacia elas, mirandolas a través de dos agujeros redondos que tenia en su cara. Iba a lanzar dofia Elvira un grito pidiende socorro, cuando la visién, después de hacer un gesto muy significative a la sefiora, pregunta con voz cavernosa y ilena de misterio: —gReside en esta casa una nifia Hamada Adelina Sanchez? -Si, sefior, responde dofia Elvira, fingiendo un terror que ya no sentia, y es mi hija, la que esta aqui conmigo. 2Qua@ buscas tu aqui? Marchate de esta casa, cocén, que mi nifia no te quiere. —Marchate, cocén, marchate, cocén, repetia Adelina a gri- tos, pero sin mirar al fantasma. —Esta bien, contesta el cocén. Pues a esta nifia andaba buscando yo; y asi pregunto: zEsta nifia cumple con sus de- beres de cristiana? —Mi nifia, aunque pequefia, es una cristiana excelente; ama mucho a Jestis, oye Misa todos los dias, comulga en compaiia de su mama una vez por semana, y bendice la mesa con ise manos juntas, diciendo: Jesucristo Rey de vida Aquél que nacié en Belén Nos bendiga la comida Y nos dé su gracia. Amén. —Sigo preguntando: Esta nifia ghonra a la Sante Madre de Dios? —La honra como una verdadera hija. Reza cada dic con- migo el Santo Rosario en su honor, adorna con flores su altar en el mes de Mayo, y cada vez que oye dar la hora en cl reloj, dice: Bendita sea la hora en que la Virgen Santisima vino en carne mortal a Zaragoza. —Vuelvo a preguntar: esta nifia zobedece cuando su madre quiere que tome y le da aceite de higado de bacalao? —Eso no, contesta dofia Elvira; en eso mi nifia cs muy desobediente; sin embargo, de ahora en adelante... —zConque no quiere tomar aceite de higado de bacalao?, vocifera el fantasma con acento terrible. Pues aqui esta el Saco, afiade, sacando de no sé qué pliegue de su loba, un talego negro como la pez por fuera y por dentro. Aqui esta el saco donde yo me Ilevo a las nifias desobedientes, y ahora mismo me le voy a llevar a esta nifia. . “Eso no, de ninguna manera, no te la llevaras, grité dofie Elvira fingiéndose loca de furor. Marchate de aqui, cocén.