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238 Colorin Colorado Jesucristo, Rey de vida, Aquél que nacié en Belén Nos bendiga la comida Ynos dé su gracia, amén. —Amén, responde el coro. Empufia acto s€guido cada cual su herramienta y comienza el saque, ¥ alli entre chistes y. bureéo y cuentos y carcajadas, van embaulando aqueiia municién, por turno y lentamente (por- aque el labriego come siempre muy despacio) hasta quedarse todos al cabo de tres cuartos de hora como tontos,y sin poder casi alentar, de tanto reirse y de tanto comer. Pero el alba asoma ya en el horizonte trayendo al mundo la luz hermosa de Dios e iluminando con su incipiente clarid-d aque! grupo heterogéneo de caras alegres y rusie€ntes, digno del pincel de Rembrandt. Oyese en el corral el cacareo de las gallinas, los saludos triunfantes del gallo al nuevo dia, el piar desentonado de los gorriones en el alero del tejado y el cantar de algun mozo de mulas que pasa camino de la heredad. Hay que acabar, pues. Y como los comensales estan satisfechos dei almuerzo no queda ripio y el fondo de la gran sartén brilla como un espejo, de tanto arrebafiarlo, vuelve ef nifio a rezar, dando gracias o Dios por el beneficio que acaban de recibir de El y... ja trabajar, que para eso es la vidal Pascual y su padre se encaminan sin perder tiempo al es- tablo a uncir el “Noble” y el “Rojo”, porque la pieza de “Iboroin” esta hecha un erial y hay qué maquinarla en se- guida; la tia Melchora y su hija sé arremangan para seguir bregando, embadurnadas en sangre y salchichas, y los nifios, como todavia falta mucho para la escuela, son mandados por su madre a la cama, a donde van radiantes de satisfuccién, canturriando por la escalera, y con el estémago como un re- doblante. : En cuanto al pastor, diez minutos después de despedirse de aquella cristiana familia “hasta el dia de la merienda”, ya va recorriendo las calles del pueblo, hinchando los carrillos en cada esquina, para Juntar las cabras, soplando en un cuerno negro y casi tan grande como un bombardino. Es maestro en el arte y hace con 6! unos repicoteados y unos altibajos qué da gusto el oirle. Pero en aquélla mafiana la sonata le sale bastante peor. nc : a