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_ 230 _Colorin Colorado Se dirige entonces el médico a sus dos colegas y ies dice en voz baja: —Pues como 0s aseguraba hace un momento, resulta ahora muy facil averiguar la existencia y no existencia de la sordera en cualquier individuo. Es un procedimiento nuevo inventado recientemente por un médico aleman, y aparecido en una re- vista cientifica hace tres 0 cuatro dias. El procedimiento es el siguiente: Sumerge el médico el dedo mefiique de su mano derecha en un vaso de agua mezclade con un poco de vinagre, y puesto de pie delante del presunto enfermo avanza hacia 61 poco a poco con la mano extendida y apuntando a su rostro. En aque! instante, en virtud de la presion encefalica, se desarrolla en el dedo mefiique humedecido, una radiacién ul- tracésmica perpendicular a la vertical, serie A, ndmero 1002. Dicha radiacién va aumentando paulatinamente en intensidad y al llegar a ponerse el dedo a tres 0 cuatro centimetros de distancia de la cara del enfermo, experimenta éste en eila una sensacién penosisima que le hage dar un grito de dolor. Voy a realizar ahora mismo esa oOperacidn y si el joven éste trata de engafiarnos, aqui nO pasaraé nada. Pero si esta sordo, como él asegura, el grito de dolor no puede faltar. Y si falta, no hay tal sordera. Vamos a verlo. Dada esta explicacién, levantase el médico, quedando cl quinto sentado; hace lo que acaba de decir, esto es: sumerge el dedo citado en agua con vinagre, se pone de pie a unos tres metros del joven, adopta una postura misteriosa y melo- dramatica, y adelantando su brazo mientras mira al enfermo con ojos de hipnotizador, va acercandose lentisimamente hacia él en medio de un silencio sepulcral. Y cuando lIlega la mano del médico a tres 0 cuatro dedos de la nariz del quinto... ;ayyyyyyy!, exclama éste retorcién- dose y dando un alarido como si lo estuvieran desollando. —jHospa, canalla! —le grita entonces el doctor cambiando de actitud, y empezando a sacudirie—, jfuera de aqui! ;A coger el chopo y a engafiar a tu abuela, pero a mi no! ¥ a empellones, cachetes y puntapies lo saca desde la estan- cia al corredor y desde alli hasta el patio, declarandolc con esto (como se ve) “apto para el servicio militar”. Al volver el médico al gabinete encontré a sus dos com- pafieros echados hacia atras en sus sillones respectivos y dando la carcajada mas prolongada y sonora de toda su vida.

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