BCCPAM000R48-1-33000000000000
{Cuando Vdes. quieran! Tengo el gusto de presentaries a ustedes al tio Tanasio Vi- ruta, corto de talla, ancho de espaldas, zambo de piernas, de pelo crespo, voz de cafidn, alegre como unas castafiuelas y tra- jJinante carretero. Con decir que es trajinante carretero, casi queda dicho ya que el tio Viruta no existe, porque ese tipo, y ei carro que iba siempre con él, como la soga tras el caldero, han desaparecido ya del mundo civilizado, barridos por el camién. Ya no se ven carreteros en las carreteras. Pero zqué seria de los fabricantes de cuentos, si no tuvié- semos el privilegio descomunal de resucitar ouando nos disra la gana, a nuestros personajes ya fallecidos, y exhibirlos ante el lector con los mismos cuerpos y almés que tuvieron’ No existe hoy el tio Viruta, pero existia y bullia por el segundo tercio dei siglo diez y nueve, en los tiempos de la hila y del candil, y se dedicaba e.comprar vino en la Ribera de Navarra, y venderlo en Ja Montafia, ilevandolo envasado en pipas y sObre un carro tirado por cinco mulas. iPero qué carro y qué mulas y qué vinico! El carro era flamante, de cuatro ruedas, que se llamaban (y creo que todavia se ilaman) galeras; las mulas, de poca al- zada, negras de color (;perdén, sefiores fisicds!) y finas como un coral; y ef vino, que lo cargaba siempre entre Olite y Cah parroso, tan negro como las mulas, y de esos que hacen hablar
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz