BCCPAM000R48-1-33000000000000

por Pepito Reyes 229 Y le contaron punto por punto todo lo que el lector sa- be ya. A lo cual contesté e) visitante, después de oir el reiato: A este mozo le hagO yo caer como un sapo. —gTu? zTe atreves a ello?, repuso el amigo. En menos de quince minutos. —Pues aguarda un poco que antes de cinco te lo troigo. Dicho esto, salid al patio del cuartel donde los quintos se divertian jugando a la pelota, y acercandose el héroe (porque el Hlamarlo era inutil) le did por detras una paimadita sobre et hombro, indicandole que le siguiera. Una vez en el gabinete los cuatro, e] doctor que le habia llamado, se tomo el pulso a si mismo, mirando alternativamente al nuevo médico y al quinto, como diciéndole: —Este sefior que ves aqui es también de la profesion y desea reconocerte. El mozo se sonrid, haciendo al mismo tiempo gestos afir- mativos, como si contestara: ~—Entendido y conforme. Se acerca entonces el médico al joven y le dice: —~Qué hay? zSordo, verdad? El interrogado se sefiala el oido derecho con el indice de la mano del mismo lado y responde: —Estoy sordo. ~-Ya (a gritos). ~Muy sordo? —ZEh? —(Gritandole desaforadamente en la ‘misma oreja), digo que parece que es muy grande su sordera. --Ahora oigo. Gritandome mucho junto al mismo oido ¢sa- be usté? oigo algo... pero poquico... una cosa asi. como de lejos. ~—(Siguen los gritos), gqué se va a hacer? ;Calamidades que vienen! —Va puede usted decirlo, sefior. ;Esto €s una cosa mucho triste! No hay mas remedio que tener paciencia. —No sefior, no. De herencia, no. Casualmente, mi padre, que Dios guarde, oye andar a las hormigas; y mi madre, que en gloria esté, oye andar a los... ~—jSentarse!, dice el doctor, eens la palabra con un gesto, El! quinto se sienta, y el doctor toma asiento también, © dos metros poco mas 0 menos de distancia del mozo. Se

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz