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220 Colorin Calorado —;Pero Manuel!, exclama el Marqués siguiéndole; zqué es €so?, gqué pasa aqui? El zapatero no le atiende ni deja de correr. ~Oiga, pero zqué sucede? za dénde vas tan deprisa? A lo que contesta el tio Manuel res baja las escaléras de tres. —{A cantar! ” Llega a su domicilio, aparta @ codazos a todas aquelias ve- cinas confabuladas con’ su mujer (porque era una verdadera confabulacién lo que habia habido alli) y ee con solemnidad, que casi Ilegaba a ser sublime: © --Ya no tengo un ouarto, y, por Bunsrgererieey Soy libre; y ni vosotras (a las vecinas) tenéis nada que “hacer aqui, ni ti (a su mujer) tendras el vestido marrény ni yo puedo mejorar el establecimiento, porque soy mas pobre que» una rata. En se- guida se‘sienta en el banquillo, agarra’ un zapato viejo, le en- caja en un boleo una media suela, y empieza a \sacudirle mar- tillazos, lanzando al aire entretanto los .cantares: mas chispean- - tes, mas salados y més alegres ‘de ‘todo su ‘repertorio.» Una de las canciones que éento d fué esta: 9 > Si el dinero ha de impedir que cante el tio Manuel, que se lo Ileve el que quiera porque yo... me futro en él.