BCCPAM000R48-1-33000000000000
218 ' Colorin Colorado El eéxtasis les duré cuatro o cinco dias, durante los cuales el zapatero meditaba, planeaba y trabajaba, pero no cantaba. Este silencio lo notaba muy bien el Marqués desde: su pa- lacio; y, como era tonto, se admiraba de él. Uno de los dias se acercé Ja tia Juliana a su marido y le dijo: —Manuel. Asi me llamo, contesté éste, levantando la cabeza zqué oourre. : —He pensado una cosa. ~jTantas cosas estoy pensando yo! Vamos a ver lo que piensas td. —Pues he pensado, que como ahora tenemos mucho dinero, podia hacerme un abrigo marrén que me esta haciendo muchi- sima falta. —jEso es! Ya empezamos a quitar pellizcos al capital, cuan- do yo tenia el plan de mejorar con 6! el establecimiento. ~Antes soy yo. ~—Pues no te lo compraras. —~Que no? ~ No. —zY vas a consentir que salga los domingos vestida como una pelafustana? —Esta bien. Si tu mujer te dice: TIRATE POR ESA VEN- TANICA, p‘dele a Dios que ESTE BAJICA. Camprate el abrigo... por supuesto, con tal que no cueste mucho dinero... -—No @s gran cosa. Con poco mas de cien duros estoy al cabo de la calle. ~{Santa Barbara!, exclamé el remendén enrojeciendo su- bitamente y dando un bote. Tu me arruinas. Ese abrigo no se hace. —zSeras capaz? ~Va lo creo que lo soy. —Mentira parece que seas asi. Después que una se desvive y madruga y trasnocha, y trabaja y suda, y tiene la casa lim- pia como el oro, para venir a parar... ;Virgen de los Dolores! ¥ rompié a tlorar como una Magdalena. ~Pero, mujer, sé razonable. Ahora que se nos presenta una ocasién... —zSabes lo que te digo?—le interrumpié ta tia Juliana, cambiando de.tono, que si no me compras el abrigo marron sabras quién soy yo.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz