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por Pepito Reyes 217 no le gana nadie. Conque, tu diras... un burro con albarda. zNo es asi? —Eso mismo. porque lo qué es la merluza, la albarda muy bien. —Oiga, tio Manuel. ZEso es pufiala de picaro? —Figurate que. si y. santas pascuas. El tio Nicanor al oir esto se marché echando centellas. a ponerles albarda a t4 los burros del pueblo... day y no tenia dinero, «pa paga; laomelecinass > « aquella misma mafiana. - nela de aquellos mendicantes, le grité a su marido: esos pelmas, en vez de pedirnos a nosotros! en paz, pero no despreocupados. ‘ pueblo, cuando ellos quisieran.. éxtasis. entendido como el mio. Menos hablar, todo; y a buen trabajador En fin, que es la envidia de todos los vecinos. Pero el caso es que no tengo albarda para él... Mejor dicho, ia tengo, pero: destripada, porque la sacé mas de ‘la mitad de la paja a bocads el jumento de Ia tia PECA TORUM. Con diez pesetas qué me prestaras pa componela, quedaria la albarda como nueva. —Esta bien, contesta el tio Manuel. De modo que lo que a tj te pasa es que tienes burro, y no tienes albarda, y tu quieres —Pues mira, la cocinera de la posada te albardara el_burro, Nos ha fastidiao, se quedd diciendo el. tio zapatero; si se se creera este. tio. que, porque tengo. una onza, estoy ,obligado Pero no bien habia desaparecido porta puertacel tio Nica- nor, cuando aparecié en ella el tio MARCAS pidiéndole sigte pe- setas, porque resulta que le habia caido un novillo con giosope- Y luego el tio PLANCHETAS, pidiéndole tres: durds;.q on- dea; pa ponerle pértigo a un hachlatetel oe se fe habia idesguaciag Y después 1a’ tia SANDIFESIO ‘anne: duro -y medio que le faltaba pa completar el ‘trimestre de la contribuciém, hasta que la tia Juliana que estaba oyendo desde la cocina la canti- " Sieiérra la puerta, Manuel; y que’ se Vayan 4 freir churros Hizolo asi el zapatero, y los dos esposos volvieron a quedar _ Al contrario, su _preocupacién fué en aumento, cuando oye- ron decir al carpintero, de la esquina aquella misma noche, que la onza de oro que ellos creian que yalia diez y seis duros, no valia diez y seis duros solamente, sino doscientos por lo, me~ nos; y que esa cantidad estaba dispuesto a darles el albéitar del El] zapatero y su mujer, al oir esto, se quedaron | como en
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