BCCPAM000R48-1-33000000000000

210 Colorin’ Colorado veterano de la primera guerra carlista, y alpargatero de oficio, el cual aseguraba todas las nocheés al salir de la iglesia, entre grandes aspavientos, que desde que 6! hacia alpargatas (y las hacia casi desde que las calzaba, 0 sea, toda su vida) no se habia oido en aquel pueblo a un predicador semejante. Pues adn aumenté Dios la eficacia de aquel novenario con un suceso inésperado que conmovié hondamente a todos; y fué que, estando una mafiana el cabrero en la plaza del pueblo al frente de sus cabras, preparado ya para gularias hacia el monte, se desplomé repentinamente, muerto como herido por un rayo. Aquel fué el mas tremendo sermén de Ila Novena. Nadie temié por la suerte eterna del cabrero, porque él y su familia, compuesta de su mujer y tres hijos mayores, eran de lo mejor de la vecindad en punto a religién; pero una muerte repentina siempre hace pensar. En la tarde de aque! mismo dia velaban el cadaver, tendide ya en el suelo en una reducida habitacién, su familia y algunos vecinos mas, cuando empezé a Ilenar el espacio el acento grave de la campana Ilamando al sermon. La viuda, que era una mu- jer devotisima y eJemplar, miré con cierta envidia hacia ei tem- plo y dijo moviendo la cabeza: “;Cuanto siento el no poder ir con todos mis hijos, pero hoy no puede ser!” —4Cémo que no puede ser? contesté el tio Valentin que se hallaba presente. Ya podéis ir todos; tu, tue hijos y todos los demas que estan aqui. Yo velo el cadaver. —~8o0lo? saltaron varios al mismo tiempo. ~—ZY para qué quiero a nadie mas? —zY no le asustan a usted los muertos? le pregunté una yecina, —zLos muertos a mi? contesté el anciano, sonriendo. Los vivOs me asustan alguna vez, aunque no muchas. Pero zlos muertos? Los muertos no hacen dafio a nadie, desengafiate. ~Pues nada, D. Valentin, afiadiéd la viuda, le agradezoo 4 usted ese favor... yo y mis hijos. —Sin favor alguno. Ya podéis marcharos con toda nein lidad. Este predicador es algo grande, y no @s cosa de que tan- tas personas como estan aqui pierdan el sermén. Lo dicho; ya Os podéis ir. Yo me quede. Pusose en pie en el acto toda la eRe SbNNE, entre gran- des murmuilos de elogio hacia el valor del veterano, y uno tras otro fueron desapareciendo y saliendo todos de la casa, hasta que no quedaron en ella mas que @ cabrero muerto, puesto ae

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz