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Por Pepito Reyes 205 cara de sorpresa zque si yo sé leer? Por arriba, por abajo, por delante y por detras. —zQué dice aqui? repuso ei tio Melitén, monstrandole la cubierta del libro. —;Recontra! dijo el baturrico, mas sorprendido ain. ¥ zusté no sabe leer esto; si cada letra es como un platano? Pues aqui dice: “Vida de San Antonio de Padua”. —San Antonio, 0 San Antén? ~—San Antonio. San Antén es el dei cochinilio. El San An- tonio que Ileva usté es el del Nifiito, que no come ni bebe y esta gordito. : ~—Gracias, salao, por este favor; y toma una perra pa que te engordes td también, comiendo churros. —Vaya usté a freirlos, contesté e| chicuelo con el mayor desdén, que yo no quiero por eso ni perra ni perro. Y¥ le votvié la espalda, incorporandose en seguida a un grupo de nifios para jugar con ellos. ~jEste es el de la cepa! exclamé filoséficamente el tio Meli- ton, viéndole marchar. Y en seguida tomé el Puente de piedra para regresar a su pueblo, en el instante en que el sol se despedia de la hermosa vega zaragozana, hundiéndose lentamente en un lecho de pur pura y de oro. Los primeros cinco kilémetros los recorriéd el tio Melitén mirando hacia afuera; quiero decir, con el pensamiento y los ojos clavados en la poética planicie que estaba atravesando; pero cuando las tinieblas de la noche envolvieron por completo al simpatico aragonés, se desperté en él la mania del mondilogo, y creyéndose solo, empezé a hablar consigo mismo de esta ma- nera: —“;Bueno! Me paice que los recadicos ya estan bien he- chos, y la Ezequiela se quedara contenta. VY yo zqué quieres que te diga? En estando ella contenta, ya estoy contento tam- bién. Pero qué mujer zeh? Vamos, es de io que no hay. Ella a la aguja, ella a la limpleza de la casa que ta Wene como los oros... En fin, con decirte que de lay labores del campo entiende mas que yO, que entiendo mucho, esta dicho todo. Claro que me do- mina, y se hace siempre lo que ella quiere. z¥ qué? Vamos a ver. ¥ qué? que haiga paz es lo que importa zno te paice? “En la taberna se rien de mi; y dicen que muchas veces me manda a la cama sin cenar. ;Mentira! Eso no pasé més que una vez; y total, habia aquella noche pa cenar, berzas que a mi no me gustan nada...

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