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196 Colorin Colorado leyendo toda aquelia ietania de viandas apetitosas, se lo entre- ga a gu interlocutor diciéndole: —-jQue me traigan todo lo que dice ese carton! —~Todo esto se va usted a comer? ~Si, sefior. —Pues ; si aqui hay comida para tres personas!... ademas le participo que eso le va a costar a usted una verdadera po- rrada de pesetas. ~Bueno. Comamos primero, que lo de las pesetas después se vera. x ~jAh, claro que s@ vera! Pero eso... a mi... _--En plata, salta aqui el aragonés, haciendo mas resuelto el acento de su voz, al notar el silencio significativo del otro, usted lo que teme es que lo que yo pido para comer, no voy a poderlo pagar, 4@s verdad o no? —Pues francamente, responde el de las gafas, y claridad por claridad, le diré a usted: este hotel o “casa de comidas”, como usted lo ha llamado, del cual soy yo el duefio para ser- virle, es el mas lujoso, el mas cémodo y el mas elegante de Zaragoza; y como el lujo y las comodidades se pagan, el pre- cio de la comida es y tiene que ser muy elevado. Aparece usted aqui de repente en esa actitud, con esas for- mas y con ese vestido que aunque honroso y tipico en Aragon, no lo usan ya mas que los aldeanos pobres... en fin, péngasd usted en nuestro lugar. Entonces el baturro se @cha hacia atras en su asiento, co- giéndose el chaleco por las sObaqueras con sus pulgarcs res- pectivos, clava en su interlocutor unos ojillos retadores, y do- minando totalmente la situacién, le pregunta en seco: zquiere usted venderme el hotel? 7 Esta pregunta cae en el salén como una bomba. Todos los comensales dejan de comer y se ponen a escuchar. ~—zVenderie a usted yo el hotel?, contesta el duefio del in- mueble, ZUsted sabe cuanto vale este hotel? —No creo que valga mucho mucho, responde e! taimaco, en el tono mas desdefioso que puede, zoudnto podra vaier?, zval- dra medio millon? -4¥ usted es capaz de pagarme a mi medio milién? ~Nada, nada zquiere usted venderme el hotel? Porque si usted quiere venderme el hotel, vamos ahora mismo fos dos juntos a un Banco de Zaragoza, digo alli yo dos palabras, y antes de una hora el precio del hotel es de usted, y el hotel es mio, dienabis