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194 Colorin Colorado l6n, como un cuervo en un palomar, la silueta de un- baturro auténtico y armado con todas las de la ley: alpargatas de las llamadas “valencianas”, cada una como un chico de grande, medias azules, calzén corto, con cintas blancas colgando en el extremo inferior, faja morada, chaleco con botones de metal, camisa limpisima, aunque no planchada, y por remate de aquel edificio viviente, un pafiuelo en rededor de la cabeza, de color rojo subido, con franjas negras. Las miradas de todos los comensales se vuelven rapida- mente hacia el recién Ilegado, y entre risitas y cuchicheos, va rodando de mé@sa en mesa esta frase, qué brota espontanea de todos los labios: —";Se ha equivocado! ;Este pobre hombre se ha equivo- cado de puerta!” El baturro entretanto, sin dignarse mirar siquiera > la se- lectisima concurrencia, con la mayor naturalidad del mundo, y como si estuviera en una habitacién de su casa, agarra una silla que encuentra a mano, la arrastra hacia la primera mesa que ve desOcupada y sentandose en ella (en la silla, se entiende) acomoda entre las piernas una pequefia alforja que Ilevaba, y, levantando al aire sus dos manoplas, las sacude una contra Otra, dando dos palmadas, que resuenan en el salén como dos disparos de pistola. A esta llamada, se desplaza en el acto del centro de la es- tancia una figura nitida y pulquérrima, y aproximandose al baturro lentamente y con mucho tiento, como si se acercara a un jarrén de onstal, que parece que s@ va a romper con solo | mirarlo, le saluda diciéndole: —Buenas tardeés. —Buenas tardes, contesta el otro muy serio. —£Qué ocurre, buen hombre? zqué deseaba usted? —Comer. —z Comer? —Si, sefior. ~—Ya, jcon que comer!.., oiga zy aqui quiere usted comer? ~—;Naturalmente! Pues dénde ha de ser? = aaibeo decir, si usted quiere comer la comida del hotel. ~—Que si, que si. ~Le digo a usted porque este hotel es de gran lujo, zsabe?, ' y la comida le resultara a usted muy cara. Ahi abajo a dos pa- _ sos tiene usted una cantina. —En €sa cantina, replica el aragonés, estuve yo hace doce ' 0 catorce afios, poco mas 0 menos, y no me gustdé; y por eso ' quiero comer hoy en el hotel. ‘

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