BCCPAM000R48-1-33000000000000
por Pepito Reyes 189 —Pero zqué es esto?, exclamé el monje estupefacto. zQué pasa aqui, hermano Fortunato? ,Qué palabras son esas? —DONDE JAMAS DEBIERA HABER PUESTO LOS PIES, he dicho, y no retiro la frase; porque si yo, Padre Abad, tengo derecho a ser un desventurado, no fo tengo para contrarlar y afligir a vuestra Reverencia, matandole Sus ilusiones. —zPero es que hay algun otro nudo que se le ha inter- ceptado en el camino, atreviéndose contra usted? —zContra mi, Padre Abad? zAtreverse contra mi? gCémo mo ha de atreverse contra mi el nudo, si se atreve contra la Imagen de su mismo supremo Hacedor? Alli lo tiene usted profanando, ennegreciendo y afeando el rostro del Divino Ni- fio, y convirtiondo a un objeto sagrado y simpatico en una figura repulsiva. Noventa y dos centimetros de madera me quedan. Con ella podria tallar una obra de arte delicada, mara- villosa, que dejaria recuerdo indeleble en la Comunidad; pero como es una Imagen y no una obra de arte lo que usted desea, me despido de usted pidiéndole perdén por todo; y créame, Padre Abad, que me marcho de esta casa afligido, perdida ta paz y casi desesperado. Adiés. —zCémo es eso?, le contesté el Superior, agarrandole por un brazo y conteniéndolo (porque Fortunato caminaba ya en direccién a fa puerta). Usted no se marcha ahora de este Mo- nasterio, porque lo mando yo. No faltaba mas, Los hombres son para las ocasiones y las ocasiones son para que manifiesten su virtud los hombres. Sélo hay una cosa que debe turbarnos, la pérdida de la gracia divina. Aouérdese usted de lo que decia San Ignacio de Loyola: hiJo mio, quiero verte siempre alegre. zEres amigo de Dios? Pues alégrate. zNo eres amigo de Dios? Pues reconciliate con El, y alégrate... Vamos a ver, zqué es lo que me ha dicho usted de esa “obra de arte”? —Pues le he dicho a usted, Padre Abad, que con los no- venta y dos centimetros de madera que me quedan podia ta- Mar una obra de arte maravillosa; pero como vuestra Paterni- dad... —zY qué obra de arte es ésa? ~—Si usted, Padre Abad, tuviese ta bonded de réspetar por algunos dias mi secreto... —Pues lo respeto. Hagala. —jAgradecidisimo, Padre Superior! ~—Pero olga, hermano Fortunato, zy si le saliera otro nudo? —Si me saliera otro nudo, Padre Abad, respondié el es- cultor reanimandose por instantes, ;como si me salieran diez! Ahora ;cuantos mas nudos, mejor! Precisamente en e! doli-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz