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18 Colorin Colorado despejado y que como suele decirse, veia el viento, concibié la ‘Idea y el propésito de ir robando pocoa poco aquellos caracoles, vendiéndoselos a su mismo Maestro. Dicho y hecho. Cierto dia se puso delante de é! con los ‘bra- citos cruzados y le dijo con mucha urbanidad:. —“Sefior Maestro, ztiene Vd. la bondad de darme permiso para Ir a cierto lugar?” —Vete, respondié el Maestro. Salié Evaristo del salén, pero no fué a donde D. Lino pen- saba, sino que tomando una escalera interior, subié a la falsa, y una vez en ella, pasito a paso y sin hacer ruido, s@ aceroé a la tinaja, le quité la tapadera con la mano izquierda, y con la mano derecha fué embaulando entre la camisa y el pecho, ca- racoles y mas caracoles hasta que se Ilené el seno. Hecha esta labor con la mayor limpieza, puso la tapa Otra vez, y muy se- riecito y formal, volviéd a entrar en la escuela. Media hora después daba golpes Evaristo en la puerta de la casa de su Maestro, gritando ai mismo tiempo: —Deo gratias! ~Quien llama?—contesté la criada desde el interior, aso- mandose en seguida al balcén! ~—ZQuiere Vd. comprar caracoles?—pregunto el nifio desde abajo. ~—jSefior Maestro! ;D. Lino! exclamé la criada, corriendo hacia dentro. ;Buena noticia! ;Se venden caracoles en la puerta! —Ah, caracoles!—respondid e| Maestro alborozado. Conque zse venden caracoles, eh? Aguarda, aguarda, que yO mismo voy a bajar a la puerta a comprarlos. Y bajando efectivamente, pregunto al nifio en el dintel de la puerta: —Vamos a ver, 4qué llevas y qué es lo que vendes tu? —Supe, respondié Evaristo,—que le gustan a Vd. mucho los caracoles, y he salido al campo, y he cogido algunos y se los traigo a uSted, —Esta bien. ,Y cuantos son y cuanto pides por ellos? —Son—contesté el nifio—noventa y cinco caracoles y diez caracoletas. Por ellos me debia Vd. dar por lo menos media peseta; pero, por ser Vd. mi Maestro, si me da Vd. cinco perricas, suyOs son. ~—Conforme,—contesté D. Lino, y ademas. contento. Vengan los caracoles y alla van las perras! Hizose en seguida el cambio del género con la pecunia, y el_nifio se marché.
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