BCCPAM000R48-1-33000000000000

Después de recorrer en todas direcciones un dilatado bos- que, apuntando aqui y disparando alla, pero sin conseguir matar ni una triste cardelina, Hegé el elegante cazador, derrengado, sudoroso, y lo que es peor, casi muerto de hambre, a una especie de borda, a cuya puerta llamo dos veces con ia ou- lata de su escopeta. Casi en el acto aparecio en el hueco un individuo, pastor de oficio, que pregunté6, con cara de curiosidad y alarma: —zZQuién es usté, sefior, y qué es lo que quiere? —Soy —contesto el recién Ilegado--, un cazador que anda errante, aunque no perdido, en esta selva umbria. Me enouen- tro literalmente desfallecido. zPodriais darme algo de camer, hermano? —j; Hombre! —replicé el pastor, cambiando su expresién de elarma por la de jubilo intenso—, ;mas a tiempo no ha podido usté Hlegar! Precisamente ahora mismo ibamos... Pero, ;aguarde usté! ;Ilsaac! —Ilamé el pastor—. Sal, que hay aqui un séfior... pa que lo saludes. Salié, en efecto, un segundo pastor, saludé como pudo,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz