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174 Colorin Colorado das lias lenguas, él hacia el gasto de la conversacidén. No le dejaban sosegar los demas novicios, por el placer de oirle decir espontaneidades e inocentadas peregrinas. Y es que un alma buena, primitiva y virginal, y ademas enteramente desplegada, debe de ser un espectaculo maravi- Hoso. Aquel novicio lo era, y el conversar con él resultaba tan agradable como el estar mirando las arenitas del arroyo a tra- vés de! agua cristalina y sonriente. Se supone ya, sin que lo diga yo, que era el mas humilde y el mas fervoroso de todos, que trataba a Jesis y a Mar‘a con la misma naturalidad que si los viese y le contestasen, pero sus cOmpafieros afiadian a esto (y asi se lo referian al Padre Maestro) que le habian visto varias veces en la Capilla de la Escuela Serafica, inmoble con la vista clavada en el altar, y el -ostro iluminado con una fuz que no era la de la Capilla. El Maestro ofa estas coSas y, callaba aguardando a que hablasen mas clafamente fos hechos; pero le parec‘a imposible que Dios no se comunicase de un modo singular con aquella criatura. Asi las cosas, el. sol que no se contenta con dar vueltas en el firmamento y cantar la gloria de su Hacedor, sino que sabe ademas alegrar la asistencia de los novicios, les trajo, por fin, el tan ansiado “dia 28 de diciembre”. La gente joven se puso en movimiento desde el amanecer, llenando de bullicio infantil toda la casa en todos los paréntesis de asunto, que en ese dia son mas numerosos y mas prolon- gados. En una de estas, uno de los novicios apunté la idea de dar en aquel dia, una inocentada a Fr. Inocente. La idea prendiéd en seguida, corriendo por todas las cabe- zas, como fa chispa en la pdélvora, y fué aprobada por unani- midad y con entusiasmo. Pero zqué inocentada?, he ahi la cuestidn. Porque les al- mas muy sinceras lo creen todo, y el engafiarlas no tiene ni gracia ni mérito. --Tiene que ser —observé el que hacia de jefe en cl grupo donde se trataba este asunto, una inocentada original y estu- penda, y que esté en consonancia, ademas, con su medo de ser. Si no, nada. — Ya esta! —exclamé uno de ellos golpeandose la frente—. i7¥a me ocurre! ;A ver si vale!
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