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por Pepito Reyes 169 liena de consternacién, mientras se apretaba con a mano los chichones: —Pero, zqué es esto? zqué ha _—— aqui? gqué me ha sucedido? Y después de un breve silencio, aftadio con la mayor amar- gura, mirando al. altar: =Sefior gqué habéis hecho conmigo? gqué significa esto? ho sois Vos mi dueho? gno sois mi Dios? A lo cual respondio una voz tremebunda, horrisona y es- pantable que salia de la oscuridad del retablio: —Tu Dios soy, 6s verdad, pero mas valia que no lo fuera. ~—jAaaah! — grito la tia Gregoria, echandose a tembiar de pies a cabeza, electrizada y convulsa, y empezando a caminar jentamente hacia atras. —Tu voluntad no esta conforme con la mia —siguio la voz estentérea—. No me agrada, me ofende mucho el que vengas tanto a rezar aqui, dejando en casa tus obligaciones. Castigo grande merece esa falta, y tendré que apelar a él. “Musa Musae; Lego legis legere; Repstas quaeso”. zNo es esto te- rrible? Pues capaz soy de ejecutario contigo el dia menos pensado. —jOh! Sefior, eso no; ;perddn! — gimid suplicante la in- feliz, imaginandose que aquellas palabras inofensivas en latin, encerraban algun grave castigo para ella. ; —Deficiente, muy deficiente me has resultado, Gregoria, —continuéd el tio Lucas bajando un poco la voz, pero haciéndola mas cavernosa y misteriosa~. ;¥Ya me temia esto, cuando te orié! , —jOh! ~Siguiendo por ese camino —agrego el sacristan— ztlegaras a ver en el cielo mi esé€ncia infinita? ;Mucho lo dudo! —jSefior, Sefior, divino Sefior! —exclamé ia tia Gregoria en el coimo de la angustia, porque hay que advertir que aquellas palabras eran en su concepto ciertamente sobrenaturales, pues la voz no parecia voz humana, como que salia metalizada y transformada, a través de un pedazo de tubo de érgano que e! sacristan se habia proporcionado para el caso. —Esta es mi santisima voluntad, yo te lo mando —anadio todavia el “apagavelas”—, fuera de los dias festivos ;que no te vean en toda la semana por esta casa de oracién mis divinos ojos! En caso contrario, no sé lo que pasara aqui, porque; aunque soy Dios, tengo malas pulgas. ~jAaaah! —Cuida de tu casa, cuida de tu marido, cuida de tus hijos,

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