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156 _______Colorin Colorado Y uno de los dias en que los tres hermanos volvian a casa con una carretada del sabroso fruto, salliéles al encuentro él sefior parroco del pueblo, que les pregunté sonriente: —éQué hay amigos? ~No aparece todavia el tesoro? ~—gEl tesoro? zAparecer el tesoro?—respondié uno de ellos—. jCalle usted, por Dios, don Juan! Ni por pienso. —Pues yo creo que si. ~—j{No, sefior paérroco, no! Va de veras. Ahora que todo tiene su compensacién, sefior cura. —Pues que él trabajo de la busqueda parece que nos Io ha premiado el Sefior, porque con ese zarandeo que hemos hecho de la tierra, ha venido una cosecha que da gloria. En una sola peonada de tierra ha salido la carretada que ustéd ve. Y en cuanto a la calidad, no hay mas que mirarlo. Aqui tomé una actitud singularmente expresiva el sefor parroco y les dijo: —Pueés ése es el tesoro a que se referia vuestro padre cuan- do os hablé de él un poco antes de morir. —~%Lo cree usted asi? ~-No lo creo, sino que lo sé, porque me lo manifesté él mismo, cuando hizo conmigo su ultima confesién. Esa tierra profundi- zada y removida es la herencia y el capital que os dejé. Haced con ella todos los afios lo que habéis hecho en estos dos meses, y ella os alimentara. Todos los hermanos siguleron desde aque] dia el sabio consejo de su padre y del sefior Parroco, y aquella vifia, des- de entonces bien cultivada, fué realmente el tesoro y el capital que les did lo suficiente para vivir.
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