BCCPAM000R48-1-33000000000000
por Pepito Reyes 151 como en Madrid, como en Paris, como en Bruselas, como on Berlin, como en Estocolmo... Bn esto, amable lector, el ferrocarril, que hacia minutos iba moderando su marcha, hacia ya alto en ella; pero antes de que se@ parase por completo, empezé a herir nuestros timpanos, una voz robusta, como timbre de campana sonora, que gritaba: —;Castejdoooon! Veinticinco minutos de parada y fon- d aaaa...! Sefiores viajeros para Logrofio, cambio de treeen! Levantése entonces nuestro viajero, diponiéndose a bajar, y me levanté yo también, y, poniéndole una mano sobre el hom- bro, le pregunté, entre sonriente y retador: —Pero zse convierte usted o no? Esta arrancada mia, de tipo navarro puro, dejé al hombre desconcertado, y estupefacto; pero reaccioné al instante, y me respondié, clavandome una intensa mirada. —Todavia no me convierto: pero sus palabras me hacen pensar; y lo pensaré. Y sin querer atender mas, tomé su maletén, oasi tan grande como él, (y eso que él era corpulento de veras), descendié al andén, avanzé toda aquelia balumba, abriéndose paso por entre la apifiada multitud, y desaparecié luego en e6l comedor como desaparece en ei puerto, entre las jarcias y palos de otros bu- ques, un mercante de mil quinientas toneladas. Las lenguas de mis compafieros de viaje se desataron cuan- do aquel sefior atolondrado se marché. (Porque eso me parecié a mi, un sefior atolondrado, y nada mae. Seguin ellos, el original viajero subié al tren en ia es*acién de Pamplona, y cuando tomé posesién de su asiento, lo convirtié en catedra, y empezé a desahogarse en diatribas y cuchufletas contra nuestra santa religién, demostrando que (como tantos otros) habia leido mucho, habia visto mucho y habia viajadd rucho, pero que, en cuestiones religiosas, no sabia nada. Todos estos comentarios los cerré mi baturr'oo, apuntando con gravedad filosdéfica: —{Por el pelaje, este debe ser frances!
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz