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por Pepito Reyes 15 —E] alcalde y el teniente alcalde de esta villa le piden a usted perdén por la broma pesada que hoy le han gastado, y le rue- gan acepte lo que va dentro de este sobre, como una satisfac- cién y como un recuerdo. Y le entregé la carta. Nueva sOrpresa para el baturro, sorprega que se transformé subitamente en una explosién de alegria desbordada, ouando después de abrir torpemente el sobre, vid y leyé el papel que contenia; porque sus ojos se Iluminaron de Jubilo, se ensanchd su pecho, se le bafiéd todo el rostro en una inmensa sonrisa, agarré a la nifia del brazo y le dijo estas palabras, después de dar un relincho y dos zapatetas al aire: —Al alcalde y al tenienté alealde de tu pueblo les dices de mi parte que he dicho yo que son los dos mozus mas majos que se crian en tol Alto Aragén, y qué jviva la Pepa, la sandunga y el salero y la madre que les eché al mundd’a Jos dos! —Pues ya les diré, si sefior,—respondié, la’nifia—. Y apreté a correr, = —Oye, pequefia,—afiadié el baturro,-a grito limpio ya, por- que la rapaza en pocos segundos se alejé a muchos metros de distancia—. Diles también que la semana que viene volveré con otra tinajica, y que no dejen de salir a la callie a €charme mul- tas. : Pero la chiquilla, que sin duda oyé muy bien lo que el ven- dedor de miei le gritaba, ni se detuvo, ni contestd, ni volvid la cabeza siquiera, sino que, saltando y brincando, siguid su camino, Ilegé a las primeras casas de la villa y désapareoid. El baturro entonces, ebrio de gozo con las olen pesetas que llevaba en el bolsillo (porque era un billete de cien pesetas lo que contenia el sobre que la nifia le entregé), volviéd grupas también y tomé el camino de su pueblo, Ilenando alegremente el aire con tonadillas de la tierra. Uno de los cantares que entoné fué éste: En la puerta de mi tienda Este anuncio hay de poner: Miel con moscas. Miel sin moscas. Baratica y a escoger.

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