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por Pepito Reyes 149 vivos que nos quieren meter goto por liebre; pero si se pre- senta un sefior de letra, la cosa cambea. —Yo no le quiero meter a fhedie gato por liebre, buen hom- bre; vociferé el ateo, tornandose subitamente solemne y altivo. Tengo mis ideas, buenas 0 malas, verdaderas 0 equivocadas, y las defiendo como el diablo me da a entender, y nada mas. ~—Pues, respuéndale usté al ssfior; respuéndale, si puede, re- plico el aragonés. ~jClaro! afiadieron todos ics demas a coro, vamos a ver lo que contesta usted a lo que el sefior ha dicho. _—Yo lo que sostengo es, réspondid mi adversario, sin apearse de su petulancia, que si Dios existe, tiene que ser justo; y no me parece justicia dejar impune a un criminal y matar a un inocente. —En primer lugar, contesté yo, Dios que ha dado la vida a todos, justos y pecadores, puede quitarsela cuando le plazea,; sin consultarles ni. hacerles injuria alguna. Ademaés, que los canarios no son inocentes. _.—~Que no son inocentes los canarios? ;Otra que tal! gPues en qué han pecado los _pobreciccs? —LOs canarios no son inocentes, repliqué, porque para que un ser sea inocente, es necesariu que pueda sep inocente. Es inocente la persona quc no ha pecado, pero que ¢n rigor, ha podido pecar, por ser criatura racional. Es inocenie. un nifio de pocos meses, que actualmente no puede pecar, porque no tiene uso. de razon, pero que algun dia lo tendra, y podra entonces ser bueno o malo, segun é! quiera. pero los canarios no son inocen- tes, ni tampoco nocentes, porque, por su falta de inteligencia, estan fuéra del orden moral. —Aunque asi sea, repuso mi contradictor, aunque bajando un poco el tono de la voz, siempre resulta fec y antipatico que el duefio. del universo arme una revolucién celestial en las al- turas, para quitar la vida a un ser Insignificante... ;A una ave- cilla que con nadie se mete, que no ha pecado, y que a. nadie quiere mal, se le deja en paz! ~jEso si! ;Eso esta muy bonito! repliqué. De modo que usted el dia en que se levanta de temple y se le antoja, coge su escopeta, se entra por el bosque, y la emprende a tiro limpio con toda la volateria que se pone a sus alcances, y ahora derriba usted una paloma, que con nadie se mete, luego un tordo, qua no ha pecado, y después una codorniz, que a nadie quiere mal, y nO solamente los mata usted, sino qué muéstra usted después a todo el mundo las victimas cén orgulfo, como un troféo, y una prueba de su buena punterfa.
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