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ron a vuestros divinos pies grillos tan dolorosos. jOh vulpas mias, que asi aprisionais a mi Dios! Adoro esas fuentes celestiales, que para bien mio brotan sangre; sean fuentes de divino fuego que consuman en mi coraz6n todo afecio terreno: y solo ardan en él, ansias de correr por el camino de vuestros mandamientos, y afectos amorosos, con que mi alma vuele a Vos, como a su centro. Por esa llaga santisima, y por el dolor de vuestra dulcisima Madre, viendo clavados esos divinos pies, que corrieron en seguimiento de mi alma, que caminaba ala perdicién, os suplico me con- - cedais una buena muerte, lo que os pido en esta novena, si es para gloria vuestra y bien de mi al- ma. Amén. DIA SEPTIMO Duicisimo Jesis mio, crucificado por mi amor, que con tantos golpes de amor como los que tule- rasteis, del odio cuando fué clavada vuestra mano izquierda, despertdis y solicitais mi amor para con Vos: haced que vea y considere los rigores y