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| sili y pasiones. jOh mi Dios! No apartéis de mi ese divino rostro, como lo he merecido. Esa divira Sangre que derramais, ha de ser mi remedio; un- gidme con ella, y sea salud para mi alma, tan manchada y llagada con gustos y deleites abomi- nables: dadme vuestra gracia, para que no sea azotado con las tentaciones de] mundo, demonio y carne; antes bien castigue yo mi cuerpo con el azote de verdadera penitencia, para hallar el per- dén y gracia en las angustias y tribulaciones de mi muerte. Yo adoro esas divinas llagas, y por ellas y por el dolor de vuestra Madre, al veros tan llagado, os suplico me concedais una buena muerte, y lo que os pido en esta Novena, si es para gloria vuestra y bien de mi alma. Amén. DIA TERCERO Dutcisimo Jestis mio, crucificado por mi amor, que con el peso de la Cruz, la que hizo mas pe- sada la gravedad de mis culpas, recibisteis una profunda llaga en vuestro sagrado hombro. Yo adoro esa Ilaga santisima, y por ella os pido, que