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Por medio de la poesía las lágrimas más amargas se truecan en brillantes perlas. El retumbar del trueno te parecerá dulce melo- día que desciende del cielo. ¡Esa es la feli- cidad! Cuando te opriman las garras del dolor, siempre hallarás una sonrisa en la santa poe- sía; cuando estés alegre, ella te inspirará las más bellas canciones. Si otros no encuentran la belleza, el poeta la verá siempre y por doquier. El salir de la luna, el obscurecer de las nubes. En todas las cosas encuentra pensamientos para ale- grar el corazón. Los rayos del sol, el azul del cielo, la fuer- za del mar, los colores del iris..., de todo hay para saciarse si el pensamiento lo fijas en la amada poesía. Pero ¿qué veo, hijo de mi alma? ¡Pues no estás casi dormido, pobrecillo! Ve donde tu madrecita, y después de darla un beso, vete a dormir, amorcito... 49 po bd E z nd PRI q $

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