BCCPAM000R37-3-47000000000000

Alguna desgracia debe ocurrir hoy en Olasaga- rre. Una atmósfera de tristeza se advierte en derre- dor del caserío. El suave céfiro, que tan juguetón suele ser entre los maizales, gime ahora tristemen- te en los resquicios de las ventanas. Las gallinas, que ayer, cacareando, escarbaban en la portalada, permanecen sin salir del corral ocultando la cabe- za bajo el ala. Y en la pradera la vaca interrumpe el pasto para mirar hacia la casa y acompaña sus mugidos con el son de la esquila. ¿Quién es aquel muchacho que atraviesa rauda- mente el manzanal tratando de ocultarse bajo la fronda para abreviar el adiós de despedida? In- tensa debe ser la congoja que oprime su pecho... Una colina le oculta ya a la vista... ¡Adiós para siempre, casa solariega..! El ruiseñor que en la enramada desgranaba con alborozo su canto, ha enmudecido tristemente. ¿Cómo podrá la madre contener el llanto con el extremo del delantal? Enjuto muestra su rostro el padre; mas al último destello tembloroso del sol poniente una plateada perla ha brillado en sus ojos. Aquella lágrima si- lenciosa enterneció hondamente al poeta. ¡Eh, muchacho, aguarda! ¿Te marchas sin des- pedir a tu mejor amigo? No tienes corazón. Tras de ti va el perro ladrando sin cesar, pues su ins- tinto es muy despierto. Si en América topases un 149

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz