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Todas las tardes de la novena se hacía una función solemne, con ex- posición del Santísimo, ejercicio de la novena y reserva. Todos estos cultos se desarrollaron con magnífica pompa y solemni- dad y con extraordinaria concurrencia de fieles. Merece consignarse de una manera especial que los oradores rivalizaron en entusiasmo por cantar las glorias de la Virgen del Rosario de Pompeya, siendo sus discursos mag- níficos por el fondo y por la forma. Los coros y orquesta acompañados del órgano, durante toda la novena, rayaron a gran altura tanto por el gusto y afinación como por la selección de obras que fueron ejecutadas. En resumen. La coronación de la Virgen de Nueva Pompeya Y los cultos que la siguieron fueron una verdadera explosión de entusiasmo, de fe y de amor a María. — 11 id Ca Ze SOON A PR a 7 ES SNS 4 E ZII TZ == TA

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